jueves, 26 de junio de 2008

Europa en el Darién

El alemán -vestido con ropa gastada de rambo pero con lentes de sol a la moda- sólo quiere pagar cuatro dólares. Ya llegamos a El Real de Santa María y hay que pagar el viaje en lancha.
Estamos en el culo del mundo.
Son cuatro dólares, dice el alemán. El viaje es un galón de combustible, repite en un castellano cortado a cuchillazos.
Pienso que el alemán es una mierda. Pero no le digo nada. Sí le responde el "capitán" de la lancha: le explica que en la ciudad el galón de combustible cuesta cuatro dólares pero que acá en la provincia de Darién sale cinco.
Yo pagué mis cinco. Y el capitán dice, señalando hacia mi: "él pago sus cinco".
Pero no hay caso, el alemán se rehusa a largar el dólar de más que le piden.
El alemán – que me dijo su nombre pero ya lo olvidé- viaja con una mujer que durante todo el recorrido disparó su cámara de 300 dólares. Disparaba para congelar a todos los indio emberá que iba encontrando en alguna de las dos orillas del río Tuira.
Ojalá que a su mujer se la fifen las FARC, pienso. Sí, que se la fifen.
El alemán, mientras, insiste en que sólo pagará cuatro dólares. Y se defiende: ellos no pagan, dice mientras señala a dos indios que viajan con nosotros.
Y que durante todo el trayecto no miraron: sus ojos apuntaban al piso de la lancha.
No le vi los ojos.