jueves, 26 de junio de 2008

La perdió por cinco

El que vende "chicha" en la la calle principal del pueblo está indignado. O está triste.
Me lo cuenta Hilario, el sereno del único hotel de Metetí, en Darién.
Me dice: “el vendedor de chicha está triste”.
Muevo el dedo y abro otra cerveza. Es como la quinta que comparto con él. Son como las 9 de la noche. Y por la calle sólo pasan almas.
Mi compañero de tragos dice, mientras se rasca un pie, que el vendedor de "chicha" le fue a pedir ayuda el otro día: parece que su patrón le quiere robar la mujer.
Y por eso le pidió a Hilario que interceda a favor de su corazón.
Pero, al final, la cuestión era puramente económica. Mierda, sólo dólares.
Hilario dice que el vendedor de "chicha" le daba 10 dólares a la mujer para que duerma con él. Y que su patrón, que tiene mucha plata - “tiene mucha plata”, dice- le ofreció 15. Y también le ofreció dormir con aire acondicionado.
El patrón, parece, es uno de los ricos del pueblo.
Una oferta tentadora, le digo.
Pero Hilario no esta de acuerdo. Dice que no entiende porqué el vendedor de chicha no le dio 5 dólares más.
Ojalá el amor fuera tan sencillo, pienso, mientras me levanto y camino hacía mi cuarto.
Sólo la perdió por cinco.